Publicado En: Sab, abr 28th, 2018

Columna desde España por Rodrigo Quesada

Linchamiento a Cifuentes

La idiosincrasia de España conlleva, sin lugar a dudas, la palabra traición. Somos así, o al menos la gran mayoría. Renegados y desertores; viles y conspiradores que tejen y mueven los hilos cuando es necesario, desde las sombras. Y ahora, por unos u otros intereses y motivos había que apartar de la escena política y pública a Cristina Cifuentes, la ya ex presidenta de la Comunidad de Madrid.

No dimite por el irregular e inusual máster, que tanto y tanto ha dado que hablar y copado informativos como si no hubiere noticia más importante en todo el país. Dimite por el intento de hurto de unas simples cremas anti edad valoradas en cuarenta euros. Un gesto que mancha la gran gestión realizada en la Comunidad de Madrid por Cifuentes, pero déjenme dudar del trasfondo de este linchamiento público el cual Cristina Cifuentes lleva soportando desde hace ya más de un mes.

El intento de robo de las cremas se produjo allá por el 2011, siete años atrás. No creo demasiado en las casualidades, y más aún en política. Así que viendo que Cifuentes no dimitía por el caso máster, alguien de poca o ninguna moralidad esperó el momento idóneo para asestar el golpe definitivo. Alguien, que seguramente sea compañero y rival político a la vez, ha esperado siete largos años para sacar a la luz un vídeo que ha hecho dimitir a Cristina Cifuentes. No creo a los políticos cuando juegan la baza de que existe una campaña de acoso y derribo contra ellos cuando ciertas informaciones salen a la luz, pero es que lo que le está ocurriendo a Cristina Cifuentes clama al cielo.

En primera instancia, independientemente de si el máster lo sacara de una manera veraz o no, a raíz de ello, multitud de políticos han sido evidenciados por falsear sus currículums, y aquí nadie ha dimitido. Por ejemplo, el presidente de la Generalitat Valenciana dice ser licenciado en periodismo y nunca se ha sacado la carrera, y ahí sigue. Pero no solo Ximo Puig mintió en su currículum, también lo han hecho Leire Pajín, Gregorio Rojo o Gema Igual entre una infinidad de casos. Y aquí nadie dimite.

Pero lo que es aún más descarado es que por dos míseras cremas de cuarenta euros, Cristina Cifuentes haya tenido el valor de dimitir, cuando en España se han llevado millones de euros entre unos y otros, y al parecer para este tipo de casos tenemos memoria selectiva. Por poner un ejemplo ¿Ya nadie recuerda que Iñigo Errejón estuvo todo el curso de 2014 cobrando mil seiscientos euros al mes sin hacer absolutamente nada? Y ni dimite, ni devuelve el dinero. Y es que cuando hablamos de ladrones, vagos y maleantes lo mismo da el color o espectro político. En este país de pandereta la gran mayoría aprovecha y mete la mano en las arcas públicas.

Pero para mayor inri, qué casualidad que el ya famoso vídeo de Cifuentes y las cremas lo haya destapado un periódico digital donde a la cabeza encontramos a Eduardo Inda. Alguien que en los pasados comicios hablaba maravillas de Cifuentes e incluso dijo públicamente que la votaría. Ahora no solo su periódico saca a la luz el vídeo sino que también la tacha de cleptómana. Y todo a ello a falta de solo un año para elecciones. Nada inusual que Inda se venda al mejor postor, y por el momento, en estos asuntos el beneficiado siempre es Ciudadanos y su postura insustancial e insulsa. La táctica de Don Tancredo parece ser muy efectiva en este país, y si no que se lo digan a Mariano Rajoy con el asunto catalán.

Ya lo ven. Demasiadas casualidades para forzar la maquinaria, y que Cifuentes dimita. Los poderosos ya no contaban con ella, no la veían con la capacidad suficiente para atraer los mismos o más votos que en las elecciones pasadas, así que había que quitarla del medio de uno u otro modo. Y lo han conseguido. Seguramente nunca sepamos a ciencia cierta quién movió los hilos, pero lo que si sabemos, es que cuando dejas de ser útil para los de arriba, seas quien seas, es muy sencillo quitarte del medio. Y si no, que se lo digan a Cifuentes.

Al menos, algo positivo sacamos los españoles de todo esto, y es que, aún quedan políticos honrados que dimiten. A mi me gustaría haber visto a más de uno dimitir por sus contradicciones. Casos hay para dar y tomar. Desde Echenique y sus pagos en negros a su asistente, las mentiras de Albert Rivera sobre los pactos en Moncloa o inclusive los cobros en la Universidad de Málaga de Iñigo Errejón por no hacer absolutamente nada. Pero recuerden, esto es España…

Rodrigo Quesada

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