Suecia, con 9,8 millones de habitantes, es uno de los países de la Unión Europea al que más refugiados han llegado para pedir asilo en relación a su población total (más de 160.000 el año pasado, de las que un 45% habrían sido rechazadas). “Tenemos un gran desafío por delante”, explicó el Ministro del Interior, Anders Ygeman. “Por eso debemos aumentar los recursos y mejorar la cooperación entre las autoridades”, indicó. El ministro dijo que primero se quieren crear las condiciones para que los refugiados salgan del país por su cuenta. “Pero si no lo logramos, tendrá que haber una salida por la fuerza”, aseguró.

Para el Gobierno existe un “importante riesgo” de que grandes grupos de refugiados intenten pasar a la clandestinidad. Ygeman explicó que ante esa situación se prevé un aumento de la Policía fronteriza y mayores controles a extranjeros. El ‘Dagens Industri’ indicó que el Gobierno está negociando con Afganistán y Marruecos, entre otros, para enviar a solicitantes de asilo de vuelta a esos países.

Funcionarios suecos protestaron el martes pidiendo mayor seguridad en los centros para refugiados, tras la muerte el día antes de una trabajadora de uno ubicado en Mölndal, cerca de Gotemburgo, para solicitantes de asilo menores (de entre 14 y 17 años) no acompañados. Alexandra Mezher, de 22 años y raíces libanesas, murió apuñalada por uno de ellos.