Publicado En: Mar, sep 16th, 2014

Una española perfecciona su bacteria comedora de residuos nucleares

Una investigación de la Universidad de Michigan (MSU) ha logrado una versión mejorada de una bacteria que neutraliza el uranio y otros residuos nucleares y tóxicos y evita el riesgo de radiación. El trabajo completo ha sido publicado en la revista Applied and Environmental Microbiology.

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   Se trata de una geobacteria que ya había sido patentada por la microbióloga española de la MSU Gemma Reguera, quien identificó entonces unosdiminutos apéndices, conocidos como ‘pili’, que recubren la superficie del microorganismo y con los que éste se adhiere a otros semejantes y crea una película de bacterias similar a la que se forma en los dientes.

   En este sentido, la investigadora ha trabajado ahora para aumentar el rendimiento de los nanocables electroconductivos de la bacteria. Además, ha dotado al microorganismo de una armadura adicional que impide que el uranio atraviese su película biológica cuando es expuesto a altas concentraciones de este material radiactivo. Este escudo, que refuerza la supervivencia de la bacteria, mejora así su capacidad de neutralizar residuos nucleares.

   “Los resultados de la investigación han superado incluso nuestras expectativas más optimistas. Incluso las películas biológicas más finas lograron inmobilizar el uranio e irlo convirtiendo en un mineral durante un tiempo prolongado, al tiempo que no sufrían ningún daño”, subraya Reguera.

   La investigadora explica que incluso cuando fueron sometidas a concentraciones de uranio “extremadamente altas y tóxicas”, que destruirían geobacterias de forma individual, estas películas biológicas no solo sobrevivieron al proceso sino que “crecieron y prosperaron”.

   El trabajo, que ha contado con la colaboración de otros científicos de la MSU como Dena Cologgi, Allison Speers, Blair Bullard y Shelly Kelly, tiene entre sus futuras líneas de investigación el descifrado de las claves detrás de esta película biológica, como su “gran efectividad” a la hora de proteger estas bacterias y cómo puede mejorarse esta protección, según Reguera.