Publicado En: Dom, mar 12th, 2017

REFICHAJE DE MILAGRO

Por Cristián Labbé G.

La muletilla Houston, tenemos un problema -que evoca la frase pronunciada por el astronauta Jack Swigert después de observar una luz de advertencia y un estallido al interior de la misión Apollo 13 (abril del 70)- fue lo primero que se me vino a la mente cuando el proceso de refichaje empezó a “encender las alarmas y hacer ruido” en la contingencia nacional. ¡El tema es de vida o muerte! O se alcanzan los números para reinscribir los partidos, o desaparecen… ¿Se imagina?

Quedan treinta días para cumplir lo que los propios legisladores se auto impusieron. A diferencia de  la emergencia de la NASA, esta situación no se debe a una falla sorpresiva sino a un escenario absolutamente predecible.

Si la política está totalmente desprestigiada, los parlamentarios tienen cero credibilidad y los partidos no movilizan a nadie, ¿por qué esperaron hasta el final? ¿Por qué no diseñaron con tiempo una estrategia que encantara y movilizara al ciudadano común y corriente? Los señores políticos, muy a la chilena, dejaron el tema para última hora  y  cayeron en su propia trampa.

Primero, porque como es su costumbre, dicen una cosa y hacen otra: profanan el concepto de gobierno ciudadano, de política participativa, y abusan de múltiples figuras comunicacionales para dar la idea de que obedecen el mandato ciudadano. Si su discurso es yo hago lo que usted me diga…  ¿por qué nadie los sigue, ni se compromete con una u otra tienda? Porque eso es meramente discursivo: la realidad es que los políticos están en la estratosfera, muy alejados de quienes están con los pies en la tierra.

Segundo, porque al no priorizar lo que verdaderamente importa hay un sinfín de situaciones incomprensiblemente postergadas, lo que hace que la gente se desencante y no se interese por participar. A diario se comprueba que las discusiones se centran en banalidades que en nada contribuyen a mejorar las condiciones de vida y bienestar de la familia chilena.

Por último, porque resulta inexplicable que siendo el refichaje un tema de supervivencia política -generado por los mismos políticos- las cosas se hayan dejado para el último minuto… y se argumente que la culpa es que a nadie le interesa la fructífera e importante labor que ellos realizan….

Desvelado, tratando de buscar una explicación para compartir con mi ilustrado lector, del porqué ocurre este “prodigio” tan propio de los chilenos, descubrí que esta conducta, además de existir desde “Illo tempore”, es universal y se conoce como procrastinación (del latín: pro, crastinus) y que corresponde a una forma de autoengaño donde el procrastinador vive prometiendo lo que hará -sin hacerlo a su debido tiempo- total mañana es un nuevo día y ¿porque hacer hoy lo que se puede hacer mañana?

Luego de consultar muchos oráculos y de extensos cabildeos ¡voilá!, la experiencia enseña que por largas o por anchas “estos señores” normalmente consiguen sus objetivos y a continuación se jactan de haberlo obtenido gracias a su intenso trabajo

Al final de cuentas todo esto permite tranquilizar al inquieto lector y anticiparle en forma concluyente que las firmas se entregarán en el plazo y forma debida. ¡Con lo cual los señores políticos mantendrán la ilusión de que “no por mucho procrastinar van a desaparecer”, invariablemente algo pasará para que eso no suceda, el milagro siempre ocurrirá. Lo único que pedimos los devotos ciudadanos es que… SE HAGA EL MILAGRO, PERO QUE NO LO HAGA EL DIABLO.