Publicado En: Lun, may 14th, 2018

“¡Ya Nadie Cree en el diablo!”

Cristián Labbé Galilea

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“La política está muy odiosa”. Esa fue la frase para el bronce, y la conclusión a que llegó el hermano del Presidente después de su fallida nominación como embajador en Argentina; lo decía con un grado de asombro, como si recién se enterara de lo que pasa en nuestra sociedad política. Estupor explicable en su caso, ya que durante los gobiernos de la Concertación y de la Nueva Mayoría gozó de una muy buena “salud laboral”, como tantos otros que hoy rasgan vestiduras contra el nepotismo, la transparencia, la probidad… ¡cual diablo vendiendo cruces!

No es ninguna primicia señalar que, desde hace tiempo, el ambiente político se ha puesto antipático e intolerante, o que todo lo informado por los medios de comunicación es desagradable, baladí y, cuando no, es sexista e impúdico.

Claramente los políticos de ahora han perdido el ingenio, la agudeza, la chispa, el humor… lo ladino. Se han puesto fastidiosos y exaltados. Las acusaciones y las recusaciones van y vienen, no se salva nadie. ¡Ay de aquel a quien se le ocurra poner alguna referencia asociada al gobierno de Pinochet en una muestra museológica, hasta ahí le llega la pega…!

Ni hablar de la convivencia cívica… claramente el ambiente político está endemoniado.

Tal como me dijo un parroquiano, “nadie tolera a nadie, en política todo está permitido y todo es posible, en definitiva: todos se miran el ombligo y nadie repara en las cosas positivas de nuestra realidad, basta mirar lo que pasa en el resto del mundo para darse cuenta…”.

Es indiscutible, son muchos los aspectos positivos de nuestras circunstancias que benefician al ciudadano común y corriente, como: la estabilidad política; el desarrollo económico; el progreso social; las oportunidades laborales. En general, el país real muestra objetivamente señales favorables para poder disfrutar de una normal calidad de vida… ¡No estamos en el paraíso, pero tampoco estamos en los infiernos de belcebú!

Nos preguntábamos al respecto, esta semana, si nuestros hombres públicos estarán conscientes de que la gran mayoría está cansada de ver tanta degradación de la política y de que, lo que verdaderamente espera de ellos, es que generen las condiciones para poder aspirar a un mayor bienestar y a una realización objetiva, donde no tengan cabida “los pitutos ni los cuoteos”.

Hacíamos estas reflexiones cuando uno de ellos apuntó: “lo que pasa es que cada vez que las cosas pintan más o menos bien, llega el diablo y mete la cola…”

Nada más cierto… en política (contingente y con minúscula) siempre habrá a quien echarle las culpas y “cargarle los dados” -si es a satanás mejor todavía-; así los “señores políticos” quedan como santos de altar… Lo que ellos no saben es que en estos temas: ¡ya nadie cree en el diablo!