Publicado En: Jue, nov 30th, 2017

No es lo mismo “disposición” que “convicción”

Unos más sorprendidos que otros… todos coinciden en que los candidatos que pasaron al balotaje tienen un complicado camino para llegar a la Moneda. Por lo mismo, sin pérdida de tiempo, la renovación de los comandos, el reclutamiento de los que hasta ayer estaban en las antípodas, y la incorporación de rostros públicos a las campañas… no se hicieron esperar. El objetivo es uno solo: ¡hay que ganar…!, y para lograrlo no están demás los “ofertones”, el ajuste de los discursos o lo que sea necesario.

El ambiente me recordó la comedia musical “La pérgola de las flores”… (Isidora Aguirre y Francisco Flores del Campo, 1960) que inmortalizó, con cierto sarcasmo, la forma en que la comunidad ve a los políticos… En la obra, el alcalde Alcibíades (pretendiente además de doña Laura Larraín vda. de Valenzuela) con toda desfachatez canta… /en política y amores decir NO es barbaridad… ¡siempre digo SÍ…!  pero cuando quedo solo, hago lo que me conviene a mí…/.

¡Lamentablemente hoy la situación no es tan simple como la que enfrentó el alcalde de la pérgola…!

Guillier debe remontar de un precario 22% al 50,1%. Sus estrategas saben que no todo el Frente Amplio lo apoyará; de partida, Revolución Democrática ha dicho que se mantendrá al margen, para transformarse en una alternativa de gobierno en cuatro años más. A lo anterior se suma el que la Democracia Cristiana esté vadeando serios aprietos, lo que lleva a un número no menor de “viudos de Goic” a restarse del proyecto Guillier.

Para Piñera la cosa tampoco es simple. Debe “seducir” a quienes no votaron por él, especialmente a “la familia militar” y sus círculos cercanos, que claramente estuvieron con Kast. Asumir que ese sector “no tiene otra opción” (como se ha dicho) y que, por lo tanto, lo apoyará a todo evento, es un grave y peligroso error. El equipo de Piñera debe entender que, si bien movidos por su seriedad y responsabilidad, ese segmento puede tener “la disposición” para apoyarlo, pero claramente no tiene -por ahora- “la convicción” de hacerlo.

La disposición y la convicción son dos cosas muy diferentes.

La disposición es una actitud mental, es una tendencia a actuar de una determinada manera o a asumir posibles conductas, pero también representa “un estado de alerta” que requiere información para convertirse en acción. La convicción por el contrario, es una creencia fuerte y firme en algo o en alguien, donde se asume como verdadera y confiable la información acerca de un suceso, persona o proyecto. Se trata de estar seguro y de tener la certeza de algo (que se cumplirá con la palabra empeñada).

Dicho lo anterior, es importante establecer que, en este caso, no se requieren pactos, convenios, acuerdos, ni nada que se le parezca; se requiere sólo una (discreta) interlocución que dé garantías de que se pondrá fin a la “persecución política” y a la “asimetría jurídica” con que se juzga a los militares, sin perjuicio de que se trabajen otras materias de orden gremial, las que por supuesto tomarán su tiempo y estarán condicionadas al derrotero del progreso que siga el país en general.

Por último, si somos capaces -todos-, con humildad y respeto, de transformar la disposición en convicción, se multiplicaran por miles los actores que asumirán en “cuerpo y alma” la patriótica misión de impedir que nuestro país caiga nuevamente al despeñadero.

Cristián Labbé Galilea