Publicado En: Jue, may 14th, 2020

“NECESITAMOS UN MILAGRO” por Alberto Urquiza

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El deseo diario de millones en el mundo es que ocurra algo que cambie lo que ocurre, que es muy malo, y pase algo que haga mejor la vida, que nos traiga a la normalidad, que podamos volver a vivir en libertad y tener una vida que valga la pena.

Hace 103 años atrás, en 1917, pasaba un desastre parecido, pero mucho peor que el actual. Las gentes más humildes no tenían futuro, la mayoría vivía en la humilde pobreza casi sin recursos y para peor estaban en medio de la Primera Guerra Mundial, una sanguinaria guerra de trincheras y se venía la instauración del socialismo en Rusia para crear el comunismo, la más brutal y cruenta ideología llevada a efecto por seres humanos, y más encima se venía la “Fiebre Española”.

Un panorama de verdad catastrófico con riesgos vitales de vida para millones de millones de personas en Europa y el mundo.

Pero, pasó algo anómalo, un hecho que advierte que hay solución, pero que se debe ser de mente abierta, tener valor y ser consecuente con la verdad de los hechos. Atención.

Unos humildes pequeños caminan como la caperucita roja, tranquilos por el campo y de pronto observan una nubosidad posada sobre un arbusto, una de las pequeñas de 10 añitos, campesina, pobre de bajo nivel de educación pero inocente como chiquita, ve y escucha a lo que ella describe como una “Señora” que les habla. Cada uno experimenta algo semejante pero a la vez diferente, uno no escucha, la otra no ve igual, bueno, son seres humanos y su comprensión es distinta.

Ese primer día, el 13 de Mayo de 1917, comienzan a vivir un mensaje amoroso, fuerte pero al final positivo para la humanidad. Lo primero fue saber que dos de ellos estaría muy pronto con la “Señora” y que el mensaje que les entregaba a ellos era para toda la humanidad que la había pasado muy mal y podría pasarla peor en muy breve tiempo.

Cada mes, el día 13 se repetía este encuentro donde los chicos de 10, 9 y 7 años tenían una sensación, una vibración, una emoción que les embargaba y se hacía imprescindible acudir a ese encuentro. Los pequeños contaron su experiencia y tras la incredulidad inicial sus familias se dieron cuenta que algo extraño había y así, al contarse lo que pasaba, la población comenzó a acompañar a los chicos cada día 13.

En Cova de Iria, Portugal, se vivía un momento de ateísmo muy violento, una persecución casi como en la época de los romanos. El día 13 de Agosto de 1917, Lucía, Jacinta y Francisco fueron llevados a la fuerza hasta un cuartel policial donde fueron salvajemente torturados, amenazados de muerte, sometidos al dolor emocional del miedo y hasta a hacerles creer que los otros eran asesinados. Pero aún así ninguno de ellos cambio su pensar, y con un valor impresionante, mantuvieron su relato, aunque ante tanta violencia contra ellos no pudieron asistir al encuentro con la “Señora” y fueron el día 15.

Muchos medios y gentes fueron incrédulos e incluso se atacó el relato, se burlaron de ellos y sus familias, tres niños eran un peligro para la sociedad atea del ese tiempo.

Entonces, para cambiar la perspectiva de lo que pasaba, y apoyando a los tres inocentes pequeños, la “Señora” les indicó que avisaran que iba a haber una prueba de que lo que ellos vivían era muy real, es decir, ocurriría un milagro.

El 13 de Octubre de 1917, miles de personas concurrieron al campo para unirse en oración, para acrecentar su fe, para reír un rato, para burlarse de que no ocurría nada o documentar el fracaso de los chicuelos.

El día estaba muy nublado, llovía intensamente, las gentes llevaban paraguas y sus ropas se habían mojado, pero aún así siguieron adelante. El campo estaba lleno de barro, los zapatos húmedos y llenos de lodo, las piernas, faldas y pantalones embarrados sobre los tobillos.

Llegan los niños, pero nadie ve nada. El ambiente se vuelve tenso, hay silencio mientras Lucía parece hablar al aire, a nada. Algunos creen ver que el arbusto se asienta como si algo estuviera sobre él. Y de pronto, Lucía hace un ademán y agradece a la “Señora” por lo que ocurrirá ahora.

Entre las nubes se intensifica la luz del Sol, la lluvia cesa completamente. Ese brillo del Sol es muy brillante y parece que se mueve entre las nubes. Hasta que ocurre lo impensado, el Sol comienza a desplazarse de un extremo a otro como girando o formando una letra “E” en los cielos, y de pronto, la gente, toda ella, con la boca abierta y sorprendida, comienza a ver claramente como el Sol parece caer sobre ellos. Muchos gritan, es el fin del mundo, se tapan el rostro con sus manos, gritan con desesperación. ¿Qué es esto?

Tras unos minutos el Sol asciende o baja su intensidad, la calma retorna, y lentamente la gente comienza a vivir y ser consciente que un milagro ha ocurrido, y esto es absolutamente comprobable, claro, anómalo y es de todos.

La tierra, el barro del piso está seco, no hay ni humedad. Las ropas, los zapatos, los paraguas están completamente secos, no hay rastros de la lluvia de hace unos pocos minutos. Las sonrisas se acrecientan, las risas nacen en esas personas, todos se abrazan y comentan gritando el milagro real que han vivido. Mientras tanto los tres niños agradecen y se retiran

Más de 50.000 personas, tal vez hasta 70.000 vieron, vivieron, experimentaron y fueron testigos de este gigantesco milagro, el que hasta los medios comunistas y los periodistas ateos, socialistas, describieron al día siguiente en las páginas de los diarios. Algo increíble pero completamente real.

Pero, ¿y cuál era el mensaje? ¿Qué propuesta deja esta impresionante experiencia mundial?

Hoy no voy a adentrarme en cada palabra, en cada “secreto”, en lo que el mundo vivía y lo que ocurrió después, pero si voy a decir cual era una de las partes más importantes de ese encuentro para la humanidad.

Hay que Amar y no odiar, hay que escuchar pero no someterse ante el miedo, hay que rechazar el mal actuar, rechazar el terror, rechazar el miedo y hay que tener fuerza para decir lo que se debe, el valor del Amor, de la fe y del querer con pleno respeto a sí mismo y a los demás.

¿Y el mensaje para todos?

¡PENITENCIA!, ¡PENITENCIA!, ¡PENITENCIA!

Es decir, arrepentimiento, enmendar, cambiar el actuar en el vivir, ser conscientes que hay que abandonar el sufrir, la mentira, las penas y dolores de la vida. Que hay que perdonar y dejar de morir en vida. No vivir el odio entregado por otros gratuitamente, no, ser dignos y responsables en el Amor de estar vivos.

Amigas y amigos, esto no es un cuento, una fantasía, esto, todo es completamente verdadero, y en ese Amor les escribo con humildad. Seamos mejores, unámonos en el respeto, vivamos intensamente el Amor sin miedo al qué dirán los poderosos que sólo tienen rabia, odio y mentiras en sus corazones. Seamos valientes y Amemos con fuerza en la fe.

Sí, somos imperfectos, siempre lo seremos, pero somos buenos, vivamos esa bondad y respeto por uno mismo y extendamos el Amos por el mundo hacia los cercanos y a todos, porque ese Amor, esa energía de Amor unida a los actos respetuosos de cada uno de nosotros cada segundo y día de vida, va a cambiar al mundo en que vivimos.

Bendiciones en la Luz Universal del Amor, los abrazo con respeto y Amor.

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ALBERTO URQUIZA GARCÍA

Ser Humano

Politólogo

Investigador de Fenómenos Anómalos

Panelista de radio y televisión

Director de televisión

Escritor

Conferencista y Coaching Profesional