Publicado En: Lun, jun 6th, 2016

“Minorías que hacen mayoría”

En los últimos tiempos hemos observado sobradas señales de lo que objetivamente está ocurriendo con la convivencia nacional y de los escenarios que se ciernen sobre nuestro futuro. Querellas van y vienen, acusaciones y formalizaciones por doquier, la política se ha trasladado a los tribunales. En una actitud de todos contra todos, da la impresión de que ya nadie gobierna y lo peor es que nadie, salvo la ciudadanía, se escandaliza… ¡Qué le vamos hacer, así está el mundo!
Esta realidad es aún más sombría si a le sumamos el hecho de que en las dos grandes alianzas políticas, léase Nueva Mayoría y Chile Vamos, lo que antes eran fisuras hoy son grietas insalvables, las renuncias y escisiones son “sin elástico”. No hay duda, los conglomerados y los partidos políticos que los integran se desmoronan irremediablemente…
En la Nueva Mayoría ya se han escindido: Izquierda Autónoma y Revolución Democrática, y se siguen marginado conspicuos integrantes: Auth del PPD, Saffirio de la DC y vendrán otros. En Chile Vamos la cosa no está mejor: la menos bullada (pero singular) renuncia de quien escribe estas líneas, seguida de las “pataletas” de Ossandón y, últimamente, la ruidosa renuncia de Kast a la UDI, confirman que la actual estructura político-partidista toca fondo.
Está tan poco atractiva la cosa política que, en materia de elecciones presidenciales, por ahora no se ven mejores escenarios que el que pone al país en una encrucijada entre dos ofertas del pasado, Piñera o Lagos. Escenario que, además de no ofrecer ninguna novedad, va a producir una indecorosa e impresentable situación de votos cruzados. Empresarios y gente de derecha que votarían por Lagos, pues nunca más volverían a votar por Piñera, y en el otro sector, miembros de la Nueva Mayoría que votarían por Piñera porque no lo sienten lejano a la izquierda y que jamás votarían por Lagos otra vez. ¡Vergonzoso, para decir lo menos!
Estamos frente a una crisis de proporciones, la desintegración de los conglomerados políticos, la eliminación del binominal, el voto voluntario, las restricciones al financiamiento de las campañas, la ley de propaganda electoral y en general el desprestigio de la política, han generado un escenario tan caótico y complejo que se ven afectadas la convivencia nacional y las proyecciones de bienestar de los más necesitados…: se habla de la dispersión de las mayorías. Sin embargo, y aquí lo importante, de esta crisis casi terminal surge un nuevo escenario: el poder de las minorías, al cual hay que anticiparse…
¡En efecto, hoy se nos presenta una gran oportunidad! Un trabajo independiente y portaliano, alejado de todo mesianismo, populismo o dogmatismo y de cualquier tipo de caudillismo, nos abre muchas posibilidades en el futuro próximo.
Hoy surge la posibilidad, con un candidato independiente, de construir un nuevo escenario para retomar el camino del orden, del progreso y de la libertad. Sobre la base de trabajar unidos, con convicción y compromiso, lograremos en una primera vuelta una “relación de poder” que nos permita demandar con claridad y firmeza el restablecimiento del estado de derecho y de los principios de la sociedad libre. Lograremos también el fortalecimiento de la libertad política, económica, social, religiosa y de emprendimiento, donde el hombre esté por sobre el Estado y este cumpla un rol subsidiario y garante del orden y la seguridad nacional.
La política entre otras cosas es el arte de dar gobernabilidad a los estados y ante el desafío que se nos presenta, un solo camino: manos a la obra…
Cristián Labbé Galilea.