Publicado En: Lun, may 15th, 2017

La caja de Pandora a la “chilensis”

José Pedro Lira

¡Cuando me lo contaron no lo entendí… tuve que verlo con mis propios ojos! No podía creer lo que estaba viendo… A mis edad he visto de todo y lo que no, (estaba seguro) ya no me sorprendería… ¡Craso error! No contemplé que en nuestro país pueden pasar cosas que ni la más fértil de las imaginaciones puede prever. Nunca, créame… nunca, ni en los más espeluznantes escenarios de futuro que había conjeturado en estos últimos 50 años, hubo lugar para lo que estaba presenciando.

Es cierto, hay muchas cosas que hay que verlas para creerlas… lo dijo hace muchos años Santo Tomas: “ver para creer” Pensamiento definitivamente valido en nuestra sociedad política, donde con frecuencia la realidad supera la imaginación y la ficción.

Después de todo lo que hemos vivido como país en el último siglo, después de la crisis institucional de la década de los 70, después de que las instituciones republicanas, políticas, religiosas y sociales dejaran de funcionar como consecuencia del gobierno marxista de la Unidad Popular y después que fuera inevitable la intervención de las Fuerzas Armadas y de Orden para evitar una guerra civil.

Después de todo lo que ha costado construir una democracia moderna fundada en los valores de una sociedad justa y libre y sustentada en los principios del orden, la seguridad, la autoridad y el rol subsidiario del estado como mecanismo de igualdad social…

Después de todo lo que ha cambiado el mundo al llegar al siglo XXI… resulta increíble -por decir lo menos- ver al Partido Comunista presidiendo la Comisión de Defensa del Congreso y ¡pidiéndole cuentas! a los Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas… ¡hasta donde hemos llegado!

Si al lector, eso no le resulta sorprendente piense que quien presidia la comisión era el Presidente del Partido Comunista, el diputado Tellier que dio la orden de atentar contra el presidente y Comandante en Jefe del Ejército el general Pinochet y donde resultaron asesinados siete miembros de las fuerzas armadas, las mismas cuyos mandos escuchaban a un asesino convicto… con toda parsimonia.

Como si eso fuera poco “una guinda para la torta”. Sentado en la misma mesa estaba el ex mirista Marcelo Schilling, algo si como en representación de las fuerzas paramilitares que operaron y, que a lo mejor, todavía operan en el territorio nacional… (quizá en la Araucania ?)

Para un intérprete de la contingencia como yo, es difícil no preguntarse ¿Qué pensaran los camaradas de los uniformados caídos en manos del terrorismo comunista y socialista? ¿Qué dirán sus hijos, sus familiares? ¿Que pensaran esos “batallones olvidados en cárceles públicas”, privados injustamente de libertad precisamente por haber liberado al país de estos violentistas que ahora “de cuello y corbata” piden cuentas a los militares.

Ni en Macondo (100 años de soledad, G. García Márquez) los socialistas invierten las platas del pueblo en el mercado de capitales; el candidato populista (Guillier) fue vocero de las AFP por su justo precio; los “originarios” queman vivo a un matrimonio y se niegan a comparecer a la justicia; “les entra agua por todos los rincones” y la presidente en China… La verdad es que somos increíbles… somos merecedores de nuestra propia mitología, algo así como… La caja de Pandora a la chilena.