Publicado En: Jue, oct 27th, 2016

“¿Hasta cuándo… abusarás de nuestra paciencia?”

A horas de cerrarse el proceso de elecciones municipales, vivimos el mágico momento en que los partidos políticos y sus analistas tratan de explicar lo inexplicable. Si “no todos ganaron”, al menos todos coinciden en que fue una feliz oportunidad para escuchar “la voz del pueblo”. Argumentos sobran: si unos perdieron algún municipio emblemático ganaron en otros, y si no tuvieron éxito en alcaldes, en concejales les fue mejor. En política, “Jalisco Zapata, sino se gana se empata”.

Tras las primeras francachelas electorales y las declaraciones de las cúpulas podrá interpretarse correctamente lo que pasó. Habrá también que descifrar lo dicho por los candidatos presidenciales, que buscan agua para su molino, Piñera con que “los resultados me comprometen” y Lagos tratando de llenar el vacío de liderazgo de la Nueva Mayoría; del resto, ¡no se oye padre!

Mientras aislamos los hechos más relevantes de la reciente elección, cabe advertir en primer lugar que la abstención, notoriamente mayor que en elecciones pasadas, revela el desencanto generalizado del país y, segundo, que no habrá muchas impugnaciones, como se pensaba, por parte de aquellos candidatos que perdieron, con lo que el fiasco del padrón electoral pasará a segundo plano.

Claramente, la Nueva Mayoría fue la gran afectada al perder comunas emblemáticas como Santiago, Providencia, Ñuñoa, Maipú, La Reina y otras tantas, lo cual pareciera no preocuparles porque en una intervención “muy tranquilizadora” la Presidenta dijo que había sido un acto cívico ejemplar y que solo lo entendía como un llamado de atención para hacer mejor las cosas. Ni tontos ni perezosos los gurús de Chile Vamos  se han apurado a “sacarle lustre” a los municipios que ganaron y “el no candidato, candidato” Piñera señalo que este eran el principio de los nuevos aires que soplaran en nuestro país…

Lo que pocos han dicho es que se ha abierto un horizonte totalmente distinto al que se veía hasta el domingo: el triunfo de los “asistémicos”, en su mayoría jóvenes de izquierda, descolgados de los conglomerados tradicionales de la Concertación y la Nueva Mayoría y que advierten el surgimiento de una tercera fuerza que rompe peligrosamente los equilibrios que hasta ahora habíamos tenido.

Por fin “habló la gente” y lo hizo a tres voces: los desencantados que no fueron a votar porque no están “ni ahí”, los rostros nuevos y los “asistémicos” que ganaron  y, por último, los que le dieron un amplio respaldo a la oposición.

Otro  punto delicado a considerar en nuestro análisis es que esta elección permitió distraer la atención pública de los escándalos ocurridos el último tiempo, que por su interminable secuencia se han ido “encapuchando” entre sí: transantiago, puente Cau Cau, Araucanía, Sename, Servel, intervención electoral, cambio de gabinete (?), las sociedades del ministro Campos, mientras el gobierno y la Presidenta… “Como si vieran llover” (literalmente).

Siguiendo los consejos de ilustrados analistas, antiguos y modernos, que nos enseñan que las cosas, en política, no son siempre tan evidentes como creemos y nos recomiendan repasar la historia y la literatura del pasado para entender mejor lo que acontece en nuestro entorno, recordé a Marco Tulio Cicerón, que hace dos mil años desenmascaró con la fuerza de sus famosas Catilinarias al senador populista Catilina, con notables discursos cuyo eco sigue vivo en la Historia. Creo que si Cicerón fuera hoy tribuno en nuestro país volvería a iniciar su primer discurso como lo hizo hace dos milenios en el foro romano….  “¿Hasta cuándo, Michelle, abusarás de nuestra paciencia?… ¿Nada consigue perturbarte?” (Sic).