Publicado En: Jue, jun 5th, 2014

10 cosas que quizá no sabes sobre la Matanza de Tiananmen

Hace 25 años se produjo la Matanza de Tiananmen, un suceso con mayúsculas en la historia contemporánea mundial y que irónicamente en China, donde ocurrió, apenas es nombrado y es prácticamente desconocido por la mayoría de la población (y los que recuerdan algo callan). Es un hecho asombroso, algo que es posiblemente único en el mundo.

1- No era la primera vez que la plaza de Tiananmen se usaba para protestar.

La plaza de Tiananmen, en el centro de Pekín, junto a la Ciudad Prohibida, el Gran Palacio del Pueblo y otros edificios históricos y de renombre está tan cargada de simbolismo, tiene tal electricidad, que muchas generaciones de chinos la usaron para reivindicar cosas en el siglo XX. El 4 de mayo de 1919, por ejemplo, fue escenario de grandes protestas que para muchos marcaron el inicio de la China moderna y sembraron la semilla del posterior comunismo. En la Revolución Cultural, millones de Guardias Rojos hicieron sentadas en la plaza, como harían los estudiantes de 1989. En 1976, tras morir el entonces primer ministro Zhou Enlai, sus partidarios se concentraron en Tiananmen y criticaron los excesos de la mencionada Revolución Cultural, en los últimos meses de vida del Gran Timonel. En 1986 también hubo protestas en Tiananmen, un adelanto de las que habría tres años después. 


1919


Revolución Cultural (años 60)



1976


Esta tradición de usar Tiananmen para pedir cosas, un poco como en la Puerta del Sol de Madrid o en otras plazas del mundo, se cortó de cuajo en 1989, ya no ha vuelto a permitirse, aunque algunos de forma individual lo hayan intentado a pequeña escala.

2 – Los manifestantes que comenzaron las protestas de 1989 no pedían en un principio el fin del régimen comunista

El movimiento de protesta de 1989 empezó casi casi siendo un asunto interno del Partido Comunista: al morir el 15 de abril Hu Yaobang, ex secretario general del partido que había mostrado simpatía por los participantes de las protestas de 1986, estudiantes de universidades muy politizadas de la ciudad (es decir, con fuerte adoctrinación comunista), como la Universidad de Pekín o la Universidad de Tsinghua, decidieron ir al centro de la ciudad para recordar a Hu, a quien veían como un reformista político frente al conservadurismo de Deng Xiaoping o de Li Peng.


Hu aparece en el retrato con crespones negros,
tradicional costumbre en los funerales de Asia

En los primeros días de concentraciones, aún en abril, se exigía el fin de la rampante corrupción o la instauración de la libertad de prensa, cosas que hoy en día siguen pidiendo muchos chinos comunistas pero no del todo contentos con la cerrazón de su Gobierno. También se quejaban mucho de la fuerte inflación que entonces había en China, y que estaba aumentando la desigualdad social.

Sólo cuando la protesta fue creciendo y empezó a ser atacada abiertamente por el régimen, a medida que iba avanzando el mes de mayo, fue cuando algunos de los manifestantes se radicalizaron y empezaron a pedir el fin del comunismo. Algunas facciones, sin embargo, siguieron siendo moderadas hasta el final. En realidad, el movimiento de protesta se volvió en las últimas semanas muy heterogéneo, tanto que ya no había manera de negociar con él, cada corrillo de Tiananmen pedía algo diferente.

3 – No sólo hubo protestas en Pekín, y éstas no terminaron abruptamente el 4 de junio

Cientos de ciudades del país acabaron uniéndose al movimiento, también comunidades chinas en otros países, y por supuesto Hong Kong, donde había mucho miedo porque la ex colonia ya sabía que iba a regresar a soberanía china en 1997 (tras el fracaso de las protestas, hubo muchos hongkoneses que emigraron a Canadá y otros lugares del planeta).

Y tras la masacre de la noche del 3 al 4 de junio, en algunas urbes de China hubo concentraciones de condena, hasta dos o tres días después, aunque los gobiernos locales las fueron reprimiendo. Mención especial merece el caso de Shanghai, ciudad que entonces estaba gobernada por Jiang Zemin: Jiang habló con los manifestantes y les dijo que en parte comprendía su actitud rebelde, hasta dijo que él a su edad también había sido muy activista. Sin embargo, mientras aparentaba simpatía por el movimiento, ordenó que los medios locales criticaran a los estudiantes y preparó amplios dispositivos policiales que lograron acabar, con menos violencia que en Pekín, con las protestas. Su éxito en acabar de forma relativamente pacífica con el movimiento en Shanghai, demostrando además que tenía unas maneras de gobernar un tanto maquiavélicas, lo auparían muy poco después a la presidencia de China.


Protesta ante el gobierno local de Shanghái

4 – No sólo hubo estudiantes en el movimiento de protesta

Aunque se habla mucho de los estudiantes de Tiananmen, lo cierto es que probablemente fueron muchos más los obreros de factorías los que participaron en protestas, huelgas y revueltas, tanto en Pekín como en otras ciudades. Incluso hubo policías y soldados que, en las primeras semanas, se unieron a los estudiantes, o expresaron públicamente su negativa a usar la fuerza contra los manifestantes.

Tras la represión del 4 de junio, se dice que el régimen fue especialmente duro con los obreros que se habían unido al movimiento: mientras muchos estudiantes no fueron condenados a prisión (algunos eran menores de edad), sí hubo muchos trabajadores que sufrieron largas sentencias de cárcel, torturas y seguramente ejecuciones.

5 – Un periódico, un viaje a Corea del Norte y una visita de Gorbachov jugaron un papel decisivo en el devenir de los acontecimientos

Las protestas de Tiananmen pudieron en parte florecer en abril de 1989 porque había sectores del Partido Comunista que estaban de acuerdo con lo que pedían los estudiantes. En concreto, las veía con buenos ojos Zhao Ziyang, entonces secretario general del Partido Comunista (Deng Xiaopeng estaba por encima de él, pero no ostentaba ningún cargo oficial). Zhao pensaba, como su antecesor Hu Yaobang, que la reforma económica emprendida en los 80 había sido muy buena, pero había traído efectos negativos no deseados como corrupción, desigualdad social e inflación. En cambio Li Peng, primer ministro entonces, no estaba de acuerdo con él, creía que las protestas desestabilizaban el régimen y apostaba por un castigo duro a los manifestantes. Li y Zhao simbolizaron las dos facciones que en el Partido causó el movimiento, con Deng en teoría “neutral”, aunque en realidad estaba más inclinado a apoyar a Li.

En esas discusiones estaban cuando a Zhao le tocó hacer una visita oficial a Corea del Norte, que ya había sido organizada muchos meses atrás, antes de todo el lío. El entorno de Zhao recomendó a éste que no viajara con la que estaba cayendo, pero él no hizo caso y se fue a visitar a Kim Il-sung. Con él fuera de China, Li Peng y Deng aprovecharon para ordenar la publicación de un editorial en el Diario del Pueblo que por primera vez declaraba las protestas contrarrevolucionarias, subversivas y enemigas de la paz. Este editorial marcó un antes y un después en el movimiento de protesta: muchos estudiantes se sintieron traicionados y se radicalizaron, otros se declararon abiertamente anticomunistas, y mucha gente que al principio veía a los manifestantes como gente ingenua se unió a las protestas.

Días después otra visita oficial contribuiría a aumentar la tensión: la de Mijaíl Gorbachov a Pekín, a mediados de mayo. Sabedores que con Gorbachov llegarían muchos periodistas de todo el mundo, algunos estudiantes de Tiananmen iniciaron huelgas de hambre y su historia empezaba a salir en las portadas de los diarios internacionales.


Gorbi y Deng


La visita tenía que marcar una histórica reconciliación entre China y la URSS tras décadas de ruptura (y de hecho lo hizo) pero quedó eclipsada por las protestas, que obligaron, por ejemplo, a que la tradicional ceremonia de bienvenida se trasladara de la plaza de Tiananmen (fuera del Gran Palacio del Pueblo, donde se sigue haciendo hoy en día) al aeropuerto. Eso enfureció más al ala dura del régimen, pues le hizo “perder cara”, y ya se sabe que eso en China son palabras mayores.

6 – Hubo reuniones entre los máximos líderes del Gobierno chino y los estudiantes

Se suele considerar que Li Peng fue el gran “malo” de la historia, el que defendió desde el principio el uso expeditivo de la fuerza contra lo que consideraba unos “alborotadores”. Sin embargo, hay que reconocerle que se sentó, al menos un día, a hablar con ellos, aunque probablemente fuera para avisarles que en poco tiempo se iba a anunciar la ley marcial que autorizaría el uso de la fuerza contra los manifestantes.

Uno de los más famosos líderes estudiantiles, el uigur Wuer Kaixi, fue llevado desde la plaza, donde estaba concentrado y en huelga de hambre, al interior del Gran Palacio del Pueblo (iba sorprendentemente en pijama, quizá porque estaba bajo cuidado médico) y habló el 18 de mayo con Li, quien después pasaría a la historia con el apodo de “carnicero de Tiananmen”.


El charcutero en traje Mao y Wuer Kaixi en pijama

Un día después, el 19 de mayo, Zhao Ziyang, con un megáfono, visitaría la plaza y pediría emocionado a los estudiantes que abandonaran la huelga de hambre. La foto es muy famosa porque es su último acto público como jefe del Partido Comunista, después sería purgado y puesto en arresto domiciliario hasta su muerte en 2005. Además, en la foto estaba también un entonces joven Wen Jiabao, que entonces era una especie de encargado de protocolo de los líderes comunistas y 15 años más tarde sería primer ministro chino. Su presencia en la foto, al lado del moderado Zhao, hace pensar que Wen también estaba secretamente a favor de algunas de las peticiones estudiantiles, aunque la verdad es que nunca lo ha dicho abiertamente, y no sufrió la misma purga que su jefe, aunque sí le costó unos años salir de puestos bajos en el escalafón comunista.


Wen es el de traje negro, a la derecha de Zhao y su megáfono

Apenas un día después, el 20 de mayo, se declaró la ley marcial, que marcaba el principio del fin del movimiento: el régimen había decidido el uso de fuerzas militares para acabar con ella.

7 – En los últimos días de las protestas, se erigió la Diosa de la Democracia y se unió a las huelgas el intelectual Liu Xiaobo

A finales de mayo y principios de junio, con la ley marcial ya establecida, y cuando ya se mascaba la tragedia, el gran canto del cisne de los estudiantes fue construir en Tiananmen una especie de réplica en cartón y yeso de la Estatua de la Libertad, que llamaron la Diosa de la Democracia. La estatua parecía mirar desafiante a Mao, cuyo retrato colgaba y cuelga en la puerta de la Ciudad Prohibida (la puerta de Tiananmen, que da nombre al resto de la plaza).

 


También fue en esos días cuando el escritor y profesor Liu Xiaobo, intelectual que había mostrado su simpatía hacia las protestas, fue a la plaza y se unió a los que hacían huelga de hambre. Años después, en 2008, volvería a pedir democratización en China. En 2009 era condenado a prisión por subversión, y en 2010 se le otorgaba el Nobel de la Paz.

8 – La mayoría de las muertes no fueron en la Plaza de Tiananmen

Aunque en Occidente se suele hablar de la Matanza de Tiananmen, expresión que de hecho he usado en el título del post (en China son más contenidos y prefieren hablar simplemente del “liu si”, el “cuatro de junio”), lo cierto es que la mayoría de las muertes no fueron allí. El mayor derramamiento de sangre se produjo cuando los tanques y vehículos blindados, que llevaban semanas en las afueras de la ciudad esperando el asalto final, comenzaron a rodar por la Avenida Changan, la principal de Pekín, en dirección a la plaza. Simpatizantes del movimiento o simples vecinos intentaron convencer a esas columnas de tanques que no avanzaran hacia Tiananmen. Algunos lo hicieron por las buenas, gritando a los soldados, y otros por las malas, montando barricadas con vehículos o lanzando cócteles molotov. Fue entonces cuando el ejército chino empezó a disparar a civiles y a causar las primeras muertes. Las principales matanzas se produjeron en el oeste de Pekín, a kilómetros de la plaza de Tiananmen, en lugares que a los que vivís en esta ciudad os sonarán como paradas de la línea 1 de metro: Muxidi, Museo Militar, Nanlishilu, Xidan…

Justo es decir que también murieron soldados en estos enfrentamientos, pero por lo que dicen los cronistas no debieron ser más de media docena, frente a los cientos, quizá miles de civiles asesinados esa noche. La plaza tardó horas en ser desalojada, hubo forcejeos entre estudiantes y soldados, pero no hubo tanta violencia como en la avenida Changan, seguramente porque algunos de los que habían visto la masacre en esa calle fueron corriendo, con camisas manchadas de sangre, a avisar a los estudiantes en la plaza que tuvieran mucho cuidado, que los soldados estaban dispuestos a todo.

9 – Algunos líderes estudiantiles escaparon en “patera”, en la llamada “Operación Pájaro Amarillo”

El más famoso líder de los estudiantes, Wang Dan, fue detenido y pasó años en prisión, pero otros destacados protagonistas de las protestas, como Wuer Kaixi o Chai Ling, sí lograron escapar, a través de una operación organizada por movimientos prodemocracia de Hong Kong, bautizada con el nombre en clave de “Pájaro Amarillo”. Se tardó semanas, incluso meses, pero se pudo salvar a cientos de ellos de la cárcel y la tortura. En su mayoría viajaron lo más discretamente posible por carretera hasta la costa sur de China, donde montaron en barcazas cuyos dueños les cobraban verdaderas fortunas por llevarles (algunos de esos barqueros estaban envueltos en asuntos de contrabando y ligados a las mafias de Hong Kong). De esta manera llegaron a tierras hongkonesas, entonces aún bajo soberanía británica, desde donde emigraron a otros lugares (la mayoría a EEUU o a Taiwán).

10 – El famoso “Hombre del Tanque” no estaba exactamente impidiendo a los tanques que fueran a la plaza

La foto que muchas veces resume todo el movimiento de Tiananmen, tan famosa en todo el mundo como casi desconocida en China, es la del hombre que, con una bolsa en la mano, se atrevió a ponerse delante de una fila de tanques, pararlos durante unos minutos e incluso charlar quién sabe de qué con el conductor del primero de esos mortíferos vehículos.

Muchos piensan que la imagen simboliza la heroicidad de un hombre que intentó parar el avance de los tanques en Tiananmen, pero hay que decir que los tanques no estaban yendo hacia la plaza, sino que, por el contrario, estaban alejándose de ella, se iban para las afueras de la ciudad nuevamente (la foto se tomó el 5 de junio, un día después de la sangrienta represión). Fotos de ese momento con una perspectiva diferente así lo muestran:

Este plano abierto es espectacular, casi más que el primero, pero no aparece tanto en homenajes y recuerdos. Creo yo que es por lo que acabo de comentar, acaba un poco con el mito, aunque sea cual sea la dirección en la que iban los tanques el tío le echó muchos huevos al ponerse a apenas centímetros de una máquina de matar como ésas.

Con estos diez puntos lo dejo ya, creo que el histórico hecho ha quedado suficientemente repasado. Únicamente decir que, 25 años después, muchas de las cosas por las que protestaban los estudiantes, incluso los más moderados (la corrupción, el nepotismo…) siguen siendo el pan nuestro de cada día en China, y probablemente el fracaso de aquel movimiento contribuyó a que se enquistaran en el sistema durante las décadas venideras.

Además, la represión del movimiento acabó con algunas tendencias aperturistas que China había mostrado en los 80, sobre todo en lo que a separación de poderes se refiere. Antes de 1989 el jefe del ejército chino, el del Gobierno y el del Partido Comunista eran tres personas diferentes, pero a partir de la matanza todos los cargos fueron a parar a la misma persona, Jiang Zemin, y así sigue la cosa en la actualidad. Y no sólo fue malo para el régimen, sino también para la sociedad china, que perdio la fe en conseguir cosas en grupo y se volvió más indiviudalista, más materialista, más cínica.

Hace pensar, una vez más, qué podría haber pasado si las protestas hubieran triunfado, si ahora China podría ser un lugar mejor, menos corrupto, con más librepensadores y menos temeroso (temor del Gobierno por el pueblo, temor del pueblo por el Gobierno).